23 de enero de 2008

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Aromas en la casona

El delicado aroma de las rosas
recorría la espaciosa galería
en los atardeceres estivales.

Lento, se aposentaba más tarde
en la alta techumbre revestida
con rojas tejas de lisa pizarra,
allí permanecía tieso, embriagado
con la especial fragancia floral.

Las frescas horas del amanecer
lo liberaban del mutismo cautivante
y con la pronta claridad emergente
se paseaba por los patios desiertos.

Ahora… los recuerdos seducidos
embriagan la retentiva al rememorar
los años vividos en la vieja casona.

Aquel solar donde el abuelo paterno
plantara su estirpe piamontesa,
conquistando con esfuerzo y tesón
la tierra que soñara en su Italia natal.

La paz de esta América bendita
fue abrazando con amor al inmigrante
cuando el siglo diecinueve fenecía.
Allí viví mi niñez feliz, época gloriosa;
¡Inestimable! Sin problemas existentes.

Nilda Irsa Carbariño-

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