30 de enero de 2008

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Magnolia

Blanca,
cercana al cielo siempre la ví
inútil fue mi deseo
de tenerla en mis manos,
los antiguos árboles
la custodiaban celosamente,
altiva, resplandeciente.
Hoy salí a buscarla
el guarda parques ascendió,
se perdió entre el follaje
para descender
con la flor en sus manos,
como un enamorado
me la ofreció con devoción.
Acaricié los pétalos ásperos
inhalé su perfume amargo,
cual novia ante el altar sostuve
la magnolia de Buenos Aires.

Maria Teresa Dittler-

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