Morir es doblar la esquina
Cuando mis párpados tomen
los caminos del sueño
y otro sol alumbre las tinieblas,
no pienses que me he ido,
sólo doblé la curva
que separa lo real
de lo imposible.
Estaré en cada instante
de tus horas.
Y en cada silencio,
entre murmullos,
seguiré tus canciones
siendo viento en tus manos.
Hay figuras que llevan al retorno
y lugares más allá del pensamiento,
instantes que existen
sin estar anunciados
o momentos que fueron
tan sólo distancias.
Cuando deje la envoltura
que ya has visto
y encuentres la luz
entre mis restos,
habré vuelto a mi casa
y ya no habrá despedidas.
María Eugenia Miranda Lastarria-