20 de febrero de 2008

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La casa

Mi casa es desaliñada y fea,
pero mi casa no es así,
yo hablo con la razón
pero mis ojos no la ven así,
mis ojos ven la verdad
y desde esta verdad cabe mi bella casa en mis ojos,
manchada por mis locos hijos,
sacudida por la humedad de los astros
que se mete en las paredes.
mi casa tiene cicatrices que cuentan historias de amor,
y es como la proclamada por Rilke
“un tabernáculo donde El Eterno
se trueca en alimento”.
Y es muy cierto que no culmina
en sus tapiales tatuados;
mi casa arde y vuela,
cierro los ojos y ella se queda
sola con la verdad
hablando al infinito.

         Roberto Malatesta-

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