20 de febrero de 2008

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Dos versos para Magdalena

I
Sabes
no precisamente sabes qué
es otro nombre
otra mirada cerca de la tuya
otra piel

No sabes precisamente cuál
o qué
sabes, sencillamente
te sangra el alma

Sabes que son otros brazos
otra presión
otra manera de ser en ti
otro ser en ti

No es éste o aquél
simplemente sabes
que no es eso
que no es ese

Andas, siempre, faltándote
ausenciándote
royéndote la necesidad mortuoria
la necesidad de esa muerte
de sangre y fiebre y libertad y nada

Te quedas
no obstante
te quedas
te duermes junto a ese ser
ahí, herida, sonriente
te detienes
es mejor
¿y si no fuera?
¿y si llegara demasiado tarde?

Es mejor
aunque tu alma pierda lo que no sabes
aunque en el fondo inmune del espejo
los parpados blancos
se aquietan

Y la otra
la otra que no puedes matar
la otra, maldita, resiste

La otra
la invernal
la que agoniza de lo que tú vives
la que ama lo que tú resignas

La otra
la que ocultas
la que en el fondo remoto del espejo
en ese fondo sombrío, imborrable
espera

II
La de mirada fija, distante
la de corazón invernal o calcinado
espera
junto a la ventana
espera

Sin ver ya ventana, ni cielo, ni calle
sin ser ya párpados o carne
espera

La incansable
la vencida
la que dijo adiós cuando
no había palabras
espera

Frente a la ventana
se espera
en la otra que no vuelve
en la otra que ya no puede volver

            Héctor Raúl Márquez-

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