5 de marzo de 2008

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A la misma hora y lugar

Las 20 y 45 horas, estoy en la esquina esperando verlo llegar con una sonrisa de pícaro, a una cita  anhelada.
Durante la espera, corren por mi mente proyectos para  compartir, paseos tomada de su brazo y nuestras manos tomadas con mucha delicadeza.
Dejo de soñar al escuchar su pregunta de hacia donde quiero que nos dirijamos.
Es invierno y la noche es fría, nos encaminamos hacia nuestra esquina preferida; nos sentamos y pedimos dos café con coñac, mirándonos permanentemente a los ojos, nuestras rodillas no dejan de rozarse, como el preámbulo a lo que vendrá.
Sin decir nada nos levantamos y nuestros pasos acelerados nos llevaban hacia otras caricias.
En la confitería que quedaba de camino compramos facturas, llegamos al edificio, tomamos el ascensor hacia el 4º piso, viaje que entre besos y caricias se nos hacia eterno.
Introdujimos la llave hacia el escenario cómplice de nuestras entregas al placer y así, vivir una de las tantas noches de amor, a la misma hora y lugar.

Celia Capovilla-

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