5 de marzo de 2008

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Cuando saludo a un petrolero

Cuando los veo subir al colectivo
no puedo evitar la comparancia
si bien con otra gente y otro pueblo
pero en el mismo ser, la semejanza.

Obreros que se alejan de sus casas
tomando por asalto madrugadas
en colectivos blancos o amarillos
dispuestos a afrontar otra jornada.

Algunos soñaran en pleno viaje
otros despuntaran una mateada
Hablaran de algún tema recurrente
para hacer más amena la viajada.

Alguna vez viví cosas iguales
Similar sacrificio y convivencia
con los estibadores que en el puerto
le ponían calor a las heladas.

El frió de la costa se rendía
cuando en bromas la risa se incendiaba
mientras el guinche fiero transportaba
de la bodega al muelle la planchada

Allí no había horarios ni disculpas
lLas ojeras pesaban como papas
Manos encallecidas, lastimadas
apilaban cajones a mansalva.

Después, irse detrás de los camiones
y bajar los cajones en la planta
mientras los fileteros impacientes
preparaban los cuchillos y las chairas.

Ahora soy un vial y con orgullo
transito mi región emparentada
con la imagen que tuve desde siempre
respecto al paraíso y sus paradas.

Hoy nutrido por otra geografía
lejos de los amigos y mi playa
luchando por los sueños, los que siempre
me alientan a enfrentar las madrugadas.

Y en esas madrugadas, los encuentro
cuando voy al trabajo en caminata
esperando transporte en las esquinas
dispuestos a empezar otra jornada

Buen día; buen día compañero…
el clásico saludo en las mañanas
Y cada quien afronta su destino
sin saber, qué suerte nos emparda.

Porque dirá la suerte si mi paso
me llevará a regiones petroleras
cuando en un viaje largo por trabajo
me ausente nuevamente de mi casa.

Como no comprender al petrolero;
compartimos los sueños y la raza
Nos emparentan, peces, rutas y petróleo
nacidos desde el vientre de la patria

            Lorenzo Sánchez-

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