Tu ausencia
Al partir la montaña celeste
sabía que iba a empezar a morir
Las flores que llenaban la casa y el jardín;
se han muerto por falta de cuidado.
Dejaste impregnado tu aroma
en las sábanas de mi lecho vacío.
En noches como ésta
suelo hablarle de ti al lago,
la luna y la montaña.
Bebo varios jarros de vino
hasta oír tu pálida voz
cantando nuestra canción de amor
Luego, entro a la cabaña
y me duermo rogando
soñar contigo, amor
amándote, amándote
hasta despertar
Amándote amor,
hasta mi muerte.
Rubén Darío Quijano-