Niña madre

Ser madre te cambió la vida…
Parecía inalcanzable, algo lejano,
pero... qué sorpresa, de repente…
un nuevo ser dentro de ti se ha gestado.

Y cambiaste las frías muñecas
compañeras incansables que velaban tus sueños,
por sensaciones nuevas colmadas de sobresaltos.

Los juegos infantiles se volvieron absurdos
quedándose inmóviles en el tiempo,
guardados cuidadosamente en aquella
cajita de cristal que te pertenece.

Y en una noche fría y melancólica
se desvanecían tus sueños e ilusiones
mientras el príncipe encantado de tu cuento
se olvidaba de aquella fiel promesa
y huyó sutilmente como huyen los cobardes
sin medir ninguna consecuencia.

Hoy, en la madurez de tu experiencia
has logrado comprender en cada paso
que las caídas más profundas sólo sirven
para darnos cuenta del inmenso valor que atesoramos.

Rosana Laborde-