Crónica Literaria
 
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 Diario Crónica de Comodoro Rivadavia
 

23 de abril de 2008

Nuestras noches

Te siento algunas noches, cuando entras en mi cama,
y acurrucándote en mis brazos me cuentas tu dolor.
Me hablas de caminos recorridos,
de amores que se fueron y de marcas que dejaron.
Recuerdas pasajes familiares que arrancaron esperanzas
y en maniobras solapadas te quitaron libertad.
Me cuentas lo azaroso del camino de la vida,
de los escollos que has tenido que salvar
y la dificultad de entender la descendencia,
que critica, maldice y actúa con crueldad.

Otras noches llegas alegre
y con tu risa espantas las tristezas enquistadas,
en la funda de mi almohada cuando pienso en soledad.
Disipas mis dudas con palabras precisas
y alejas fantasmas que rondan mi mente y mi cama.
Te cuento que abrazo un cojín que tiene tu nombre
en las horas que tu a mi lado no estas y estas en tu cama,
te digo que tiene dibujado tu cuerpo, tu boca y tu sexo
y eres tú, en las noches que otros brazos te abarcan,
pero con besos me convences que no debo pensar.

Y hay noches que llegas voluptuosa,
a llenar las horas con deseo y con pasión.
Me desnudas, te desnudo, desnudamos a la noche.
Nuestros suspiros y quejidos ahogan el canto de Serrat
y la luna en la ventana, sonrojada, se esconde en una nube,
dejando a nuestros cuerpos navegando en las penumbras
y mis labios a oscuras buscando el camino del placer,
mientras tus manos impacientes van estrujando mi pasión.
Cuando Selene vuelve a aparecer somos dos, somos uno,
Somos todo, somos tu y yo, entregados al amor.

También hay noches que sufro por tu ausencia
y muero un poco cuando el frío me dice que no estás.
Se hacen largas las horas y duele el pensar en tu verdad,
apresada en otros brazos y prisionera de otros besos,
amarrada a circunstancias que obligan los papeles,
como también principios y compromisos de moral.
Son noches que matan esperanzas y producen desazón,
dejando en la boca sinsabor y en el alma soledad
que cierra los caminos y oscurece el día y la razón
dejando en el balance del amor una cuota por pagar.

Pero hay noches que soslayamos los problemas,
y nos dibujamos en senderos bordeados de libertad,
venciendo escollos y rompiendo barreras insensibles
que no entienden los códigos inentendibles del amor.
Recorremos tu geografía y mis espacios siderales
buscando respuestas en los rincones escondidos,
y las encontramos y nos dicen adelante avancen sin temor.
El amor rompe todas las barreras y no le interesa lo legal
y cuando es verdadero con razones también vence a lo moral
y en los caminos del hombre, aunque duela triunfará.

Vicente Herrera Márquez

 

 
 
 
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