Mientras tejes y esperas el invierno
de un cielo gris la suavidad
declina por tus manos.
Mientras tejes y esperas yo cavilo
sobre lo cierto y misterioso
que irá a sobrevenir:
la vejez de los grandes árboles.
Y siendo así resulta
bueno detenerme en el delgado hilo
y admirar, giro a giro,
el ovillo perdiendo cuerpo
y el girar de la esfera de los sueños cumplidos
deshacerse sin más remordimientos.