La Palabra

Soñé una vez que la Paz era posible
tan sólo con un arma insuperable:
La Palabra.
Soñé un camino... y miles...,
atravesando praderas, escalando montañas,
y superando ríos o selvas intrincadas,
tan sólo con un arma:
La Palabra.
Pero una palabra viva, palpitante,
que hable de testimonio y compromiso.
Que cargue y lleve el mensaje esperado,
y regrese con el eco y la respuesta,
para iniciar la urdimbre necesaria
donde tejer el perfil definitivo
de mi "América Madre".
Soñaba...Soñaba y desperté.
Y comencé la marcha.
"Caminante no hay caminos...", se hace a golpe de palabras.
Y las hay de toda clase:
están las palabras huecas,
las que hieren... las que matan...
Y las otras, que a veces son herramientas,
y otras veces tienen alas.
Que se meten en la sangre para anidar en el alma.
Con esas... , con esas se hacen caminos
y se construye la Patria.
Pero hay que apurar la marcha porque las otras no duermen.
Las que hieren, las que matan...
Las de aquella "mano negra" que firma acuerdos de Paz,
y trafica con las armas.
Que protege a los corruptos y desconoce del hambre,
de los jóvenes sin rumbo,
de los viejos agobiados.
Que nos roba, por Decreto,
y hace de la justicia, un chasco.
Por eso, y por tanta ofensa, hay que acortar las distancias
y enarbolar las banderas.
Banderas de palabras cargadas de ternura,
de vida, de coraje...,
Agitadas por vientos de esperanza.
Flameando en todas partes...
Y será nuestra voz,
mástil agudo y necesario.
Sólo hace falta subir el corazón hasta los labios
y echar a vuelo aquellas,
que a veces tienen alas,
que se meten en la sangre para anidar en el alma...
Esas... , esas con las que se hacen caminos
y se construye la Patria.

Irma Droz-
Santa María de Punilla - Córdoba - Argentina