Desde lo alto de la ciudad
desciendo por un sendero
de escalones rotos, canto rodado
arcilla.
Un cerco de lirios azules lo bordea
cada tanto, un álamo le da sombra,
remolino de hojas secas
papeles sueltos, basura urbana.
Espacio indefinido
separado por dos vidas.
La alta, la baja.
Sendero sin nombre, sin dueño.
Siempre
alguien lo recorre.