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Hijos de exilio
Somos como ángeles revestidos de tiempo.
Foráneos peregrinos camino a casa,
sufriendo el oprobio del exilio.
¡Más ay! No quebremos el misterio
que será misterio mientras no se entienda.
Promesas de gozo y retorno al que nos prestó a la vida,
para que el vacío se haga pleno,
para que el dolor se vuelva alegría,
para que la transparencia matutina
disuelva la enemistad de la noche,
hasta que seamos devueltos a la eternidad
para lo que fuimos hechos.
Martha A. M. de Casal-
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