Caminos de poesía,
destinos del alma mía,
son estertores de anhelo,
como de creadores el cielo.
El desaire, el desconsuelo,
junto al aire el suelo,
estallar mil veces,
y forjar, a veces,
un resquicio de autor,
un inicio de candor
con que desafiar a la esperanza,
con el que simular templanza.
Algo alegría, algo pena,
y es la mía cadena.