Hay

Había un hombre pequeño
que no lo era.
Fumaba como un hombre
pero no lo era.
Aspiraba basura,
como un hombre agónico,
sólo un mutilado era.
Intentaba trabajar,
vendía migajas
de cosas ajenas.
Rapiñaba monedas
para el bolsillo de un adulto,
ladrón de caramelos,
proxeneta de ilusiones,
mosca de la miseria.
Había un niño en la calle,
que tampoco lo era.
Le robaron el arrullo,
el calor de hogar,
los juegos,
la esperanza,
el guardapolvo
y la maestra.
¿Habrá hombres justos
que los comprendan?
¿Habrá madres yermas
que los quieran?
¿Habrá manos de amor
para enjugar la lágrima
del niño dormido en la vereda?

Raúl Rubén Campos-