Crónica Literaria
 
line decor
-Diseño y actualización: Alberto Vargas
line decor
 
 
 Diario Crónica de Comodoro Rivadavia
 

1 de octubre de 2008

La higiene y los higienistas
en la Argentina (1880-1943)

Es posible delinear en la historia de la medicina argentina, entre 1880 y 1943, dos momentos: uno, el higienismo, el otro, el sanitarismo. Tal vez se trate de una mera disquisición teórica; aún así, útil para advertir algunas diferencias de matices, pues, sin ser antagónicos, exhibieron sus peculiaridades.
El propósito que guió a uno y otro fue mejorar la calidad de la salud de la población local. Los que participaron del primero, comenzaron haciendo de la higiene un tema recurrente, receptivo, machacón, y encontraron en la falta o precariedad de ésta, una gran parte de los males que se soportaban. Todo recurso fue útil para crear hábitos saludables, fueran formales o informales, fundamentalmente pensados para los pobladores de las zonas portuaria, pampeana o litoraleña. Después, se pusieron igual meta, pero acercando algunos beneficios al habitante del interior, del profundo medio rural.
Fue una labor de médicos, maestros, visitadoras de higiene y asistentes sociales, diversos profesionales y una multiplicidad de personas anónimas. A ellos se sumaron, con eficaz determinación, los políticos de turno. Pudieron exhibir algunos logros.
En un caso, las instituciones principales fueron el Departamento Nacional de Higiene (DNH), la Asistencia Pública y Administración Sanitaria (APyAS) y unas pocas más, como el Patronato de la Infancia (PADELAI), ubicadas en la hegemónica Ciudad de Buenos Aires.
Después se agregaron, como mínimo, otras tres: la Misión de Estudio de Patología Regional Argentina (MEPRA), el Instituto de Medicina Regional (IMR) y la Dirección Regional del Paludismo del Noroeste Argentino (o Dirección General de Paludismo).
El higienismo, desarrollado principalmente entre 1880 y 1920, sintió una especial atracción por las dolencias urbanas y suburbanas (llámese tuberculosis, cólera y alguna más), sin olvidar las enfermedades infectocontagiosas y los problemas sanitarios que genera el conventillo o inquilinato, a lo que agregaron alta consideración por el alcoholismo.
Le gravitó, de manera clara, la visión positivista de la ciencia, con mirada biomédica y abierta a las consideraciones propias de la eugenesia. Hubo, fundamentalmente, investigación bacteriológica y parasicológica y una aceptación de la medicina pasteuriana. El sanitarismo, incipiente en los años de 1920 y afianzado para la década de 1940, reemplazó el repudio al conventillo por el repudio al rancho, con alta preocupación por el tipo de tarea que lleva adelante el hombre de campo y su familia, el contacto con los animales y alimañas. Agrega al análisis médico, tibiamente al principio, las consideraciones culturales, educativas, económicas, políticas. Busca empalmes con los profesionales de áreas sudcontinentales o continentales que trabajan problemáticas semejantes y tienen equivalentes preocupaciones. Afianza los lazos americanistas.
Más de un profesional colaboró en las dos etapas o bien empezó siendo higienista e insensiblemente pasó a integrar la legión de los sanitaristas. Tanto es así que algunos coparticiparon de ambos y, es posible, no tuvieron clara conciencia del pasaje. Coni, Mazza y Romaña-Alvarado pueden ser presentados, sólo como intento explicativo y no cerrado encasillamiento, como exponentes del higienismo, de la posición bisagra y del incipiente sanitarismo.
Entre unos y otros comenzaron a hacer la Argentina higiénica, de cierta calidad de vida, demandante de beneficios de la salud, que el período posterior intentará afianzar.

Norma Isabel Sánchez es Licenciada y Profesora de Historia (Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo) y Magíster en Historia de la Cultura (Escuela de Administración Cultural, EDAC).
Es docente y jefa de investigaciones del Departamento d ehumanidades Médicas, Cátedra e Instituto de Historia de la Medicina (Facultad de Medicina, UBA) y Profesora titular en la UCES.
Ha participado de tres proyectos de UBACyT y este libro resume, en parte, su colaboración con los dos primeros.
Tuvo becas de perfeccionamiento, estudió en el extranjero y ejercitó la docencia como profesora invitada en universidades latinoamericanas y españolas.
Autora de numerosos artículos, ha publicado en el país y en el exterior y recibido premios.
Es, además, autora de dos textos de historia económica: Manual de Historia Económica (2002) y Manual de Historia Económica y Social, estudio comparativo entre el viajo mundo y la Argentina (2005.

 

 
 
cronicaliteraria@yahoo.com.ar   2001-2008 Crónica Literaria - Comodoro Rivadavia - Chubut