Siete grandes cuentos de terror

John William Polidori, Edgard Allan Poe, E. T. A. Hoffmann, Robert Louis Stevenson, Bram Stocker, Charles Nodier, H. P. Lovecraft.

En el ensayo El horror en la literatura, Lovecraft señala que el miedo es la emoción más antigua e intensa que ha experimentado la humanidad y que, dentro de todos los miedos que el ser humano puede sentir, el más viejo y potente es el miedo a lo desconocido.
En palabras de Graciela Gliemmo, la compiladora: “En estos siete relatos lo irracional aniquila las creencias de los protagonistas y de los lectores, y el mal, bajo la forma de vampiros, monstruos, brujas y seres escalofriantes, se vuelve omnipresente”.
Pues “el terror hipnotiza mientras el ritual de la lectura revive antiguas historias cuyos personajes se convierten, sin posibilidad de escape, en víctimas de una pesadilla que en algún momento, quiérase o no, se hará realidad”. (Capital Intelectual)

Fundadores de la izquierda latinoamericana

Salvador Allende, Che Guevara, José Carlos Miriátegui, José Martí, Augusto Sandino, Luis Carlos Prestes, Camilo Torres, Rafael Barret, Luis Emilio Recabarren, Raúl Sendic, Farabundo Martí, Emiliano Zapata.

En estas páginas se codean un poeta sensible como José Martí y un charro de pocas pulgas como Emiliano Zapato. Un dandy madrileño que encuentra en la miseria de los yerbatales paraguayos su lugar en el mundo, como Barrett, y un hijo de los cafetales nicaragüenses que se alza contra el mayor ejército del planeta, como Sandino. Aquel militar devenido marxista (Prestes) y aquel sacerdote devenido a guerrillero (Camilo). Aquellos ortodoxos (Recabarren, Farabundo) y aquellos heterodoxos (Mariátegui, Sendic). Aquel que se elevó a la teoría desde su praxis armada (Guevara) y aquel que murió con una metralleta en las manos por el sueño de una revolución pacífica (Allende). Todos ellos fundaron algo. Ideas, partidos políticos, frentes populares o grandes o amplios, centrales obreras, organizaciones sindicales, ejércitos, grupos armados, ligas agrarias, periódicos y revistas. Y a todos ellos, en algún rincón del continente, alguien los recuerda. Gente de pueblo, vecinos de la vuelta, trabajadores, campesinos, estudiantes, intelectuales, compatriotas de la Patria Grande. Vayan para ellos estas historias de vida que sólo vienen a apuntalar esos recuerdos. (Capital Intelectual)