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Para Ventura Martins
Qué años aquellos, qué infancia feliz.
El ‘Parque del Ocho’ era un inmenso jardín.
Retamas, rosales, álamos y pinos por doquier
con sus canteros bien cuidados.
Ahí viene Ventura el portugués
con su palillo en la boca y la mirada celeste mar…
qué respeto le teníamos.
No osábamos una flor arrancar.
Con su boina en la cabeza y con sólo su mirar,
ya sabíamos que nos dejaba jugar,
unos en las hamacas, otros en el tobogán
pasábamos tardes enteras sin preocuparnos por más
y cuando alguna macana nos mandábamos…
con ‘tío Ventura’ te las ibas a arreglar.
Bien merecido tenés que una calle
del barrio lleve tu nombre
querido tío portugués.
Sonia María Viegas de Frkovich- |
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